Palabras de un Papa anciano a los jóvenes
Solemos escuchar solamente a quienes nos resultan significativos en la vida. Muchos hablan y hablan, y sus palabras nos entran por un oído y se van por el otro. Esto se da especialmente en los jóvenes.
Hablando con Carolina, de 22 años, le pregunté cómo le había ido en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, y me compartió experiencias maravillosas. Entonces, con la confianza y franqueza que nos da la historia compartida con sus padres, le dije: “pero vos no practicás la fe, y negás muchas de las enseñanzas de la Iglesia”, y ella simplemente me respondió: “de las cosas que dice Francisco algunas no las entiendo bien, y otras me cuesta vivirlas, pero sé que él no me miente”.
No me quedé mudo, pero casi. ¿Cómo puede un hombre a punto de cumplir 88 años de edad atrapar la atención de tantos jóvenes? Porque los ama y eso se nota. Y de ese corazón enamorado de Jesús y de los jóvenes brotan las palabras que les dirige. En este Domingo de Cristo Rey se conmemora en todas las diócesis del mundo la Jornada Mundial de los Jóvenes. El lema está inspirado en el profeta Isaías, que afirma: “Los que esperan en el Señor caminan sin cansarse” (cf. Is 40,31).
En su Mensaje Francisco describe algunas situaciones dramáticas que marcan el presente y ponen sombras sobre el futuro: “La tragedia de la guerra, las injusticias sociales, las desigualdades, el hambre, la explotación del ser humano y de la creación. Frecuentemente los que pagan el precio más alto son ustedes los jóvenes, que perciben la incertidumbre del futuro y no vislumbran posibilidades claras a sus sueños, corriendo así el riesgo de vivir sin esperanza, prisioneros del hastío y de la tristeza, a veces arrastrados por la ilusión de la delincuencia y las conductas destructivas”.
Los logros más importantes tardan en llegar, y sentir el cansancio del camino es algo que aparece tarde o temprano. No siempre nos da el cuero para estar “pum para arriba”. Además, en una sociedad exitista a cada rato te suben la vara mostrándote que lo que tenés es poco en relación a lo que el consumismo te marca como necesario. “Esto produce depresión, ya que vivimos en el afán de un activismo vacío que nos lleva a llenar el día con miles de cosas y, a pesar de ello, tener la sensación de nunca hacer lo suficiente y nunca estar a la altura. A este cansancio se une frecuentemente el hastío.” Da pena ver a jóvenes sobreexigidos y sin alegría.
El Papa plantea una clave a discernir y decidir: caminar como turistas o como peregrinos. “Que vuestro caminar no sea simplemente un pasar por los lugares de la vida de forma superficial: sin captar la belleza de lo que van encontrando, sin descubrir el sentido de los caminos recorridos, capturando breves momentos, experiencias fugaces para conservarlas en una selfie. El turista hace esto. El peregrino, en cambio, se sumerge de lleno en los lugares que encuentra, los hace hablar, los convierte en parte de su búsqueda de la felicidad. La peregrinación jubilar, por lo tanto, ha de ser signo del viaje interior que todos estamos llamados a hacer, para llegar al destino final.”
En cercanía del inicio del Jubileo a fin de diciembre, la invitación a los jóvenes y a toda la Iglesia es ser Peregrinos de la Esperanza. Esto nos desinstala de la zona de confort, nos libera del hastío individualista, y nos hace estar en marcha como Pueblo que camina, anuncia y sirve. Así nos moviliza también el camino sinodal.
Hoy celebramos la solemnidad Cristo Rey del Universo. Él viene en cada momento para instaurar un Reino de santidad y de gracia, de justicia y de paz, de libertad y de amor. En el Evangelio de San Juan que se proclama hoy en las misas, Jesús dice a Pilato “mi Reino no es de este mundo", lo cual significa que su origen no es mundano o fundado en el poder y la opresión. No es de aquí. Él es enviado del Padre para redimirnos del pecado y de la muerte. Para darnos vida en plenitud. Un rey-pastor, que es servidor de sus fieles. Cercano y simple, sin vueltas ni refinamientos. Dejemos que reine en nuestra vida, las familias, la sociedad.
Un saludo especial a la Acción Católica Argentina en su día. Demos gracias a Dios por este hermoso carisma para la comunión, participación y misión.
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