Faltan apenas unos minutos para que comience un nuevo 1 de mayo y mi día no ha concluído aún; está en su faz final, falta que los platos y cubiertos se acomoden, sacudir el mantel de la cena, apagar las luces y ya está. Los dos perritos me miran, ya conocen la rutina....esperan....ellos siempre esperan....presienten que hay movimientos que anticipan los momentos....en breve, nos iremos a descansar.
De pronto, un timbrazo cortito, un timbre que no quiere molestar, pero por las dudas " suena", abro la puerta, yo siempre abro la puerta, no es ni locura, ni coraje, ni nada de eso, es simple costumbre, se que a esa hora...."hay gente en la calle,". Una vez mas acierto; frente a mí de barbijo y con su carrito cargado de envases, cartón, y algunas cosas mas hay un hombre joven, un hombre que pasa a menudo y con quién poco he hablado, pero sé que tiene unos mellizos que un día se fascinaron jugando con desperdicios de juguetes que dejé en el casnasto de la basura un día hace tiempo y el, nunca olvida ese día, a mí me da vergüenza que sea tan poco lo mío y tan agradecido lo de el.
Vuelvo a este hoy,
- Buenas Noches señora, y disculpe....no son horas- me dice.
-Si tiene algo, sinó sigo nomás.
Entro y busco, sabía que habíamos guardado residuo de aluminio y envases plásticos para el, los encuentro y se los llevo .
Me cubro la boca como hacemos todos, el mantiene la correcta distancia y agrega:
- Si, si señora, quedese ahí nomás, cuidese.Le entrego mis cosas y un monto insignificante de plata, giro y en el apuro por "evadir el virus", casi " evado" al ser humano....si no fuera porque me rescata él....
- Gracias Señora-
Que Dios la bendiga y mañana tenga un feliz día del trabajo-
No pude responder....se me vino todo al alma y se me atragantó la voz. Lloré....simplemente lloré....
No olvidemos que sea donde sea, debajo de los barbijos siempre hay seres humanos.
Feliz día del trabajo para todos y todas.