Habrá que importar gas natural licuado para abastecer el mercado interno en invierno
La advertencia de Bolivia señalando que exportará menos gas a la Argentina a partir de un declino en la producción, y una caída en la producción local, volvió a poner en el centro de las miradas las necesidades del Gobierno para cubrir la demanda de gas en el próximo invierno.
En los últimos días, esas miradas confluyeron en la posibilidad de que el buque regasificador de Bahía Blanca pueda ser nuevamente convocado para abastecer con más importaciones de gas natural licuado (GNL) el mercado interno.
�SArgentina tiene picos de consumo de gas en el invierno que requiere cubrir con oferta adicional necesaria para el correcto funcionamiento del sistema y acompañar el crecimiento de la economía. Somos una compañía que piensa en invertir en el país y piensa en hacerlo también en el mediano y largo plazo⬝, sostiene Gabriela Aguilar, titular de Excelerate en Argentina, dueña del Exemplar, que estuvo emplazado 10 años en el puerto de Bahía Blanca, donde se regasificaba el GNL que importaba el país para suplir la caída en la producción local.
�SEn este caso la utilización de GNL para cubrir esos picos de demanda y garantizar la provisión del servicio energético, es un interesante complemento al desarrollo a mediano y largo plazo de Vaca Muerta. En este punto, es importante tener en cuenta los precios del GNL a nivel global, lo que lo convierte en el producto ideal para garantizar un equilibrio en la balanza energética⬝. En función de la información disponible, un posible análisis da cuenta de que las terminales de regasificación de Bahía Blanca y Escobar permitieron ahorros significativos entre 2008 y 2020: aproximadamente u$s13.000 millones en comparación con la alternativa de quemar combustible diésel para satisfacer la oferta de energía doméstica. Adicionalmente, la utilización de GNL evitó la emisión de CO2 no menor a los 35 millones de toneladas de CO2.
Pero hay más: el elemento contrafáctico es que si se hubiese contado con el buque regasificador en Bahía Blanca durante el invierno de 2019 y 2020, el sistema energético argentino hubiese podido contar con un ahorro acumulado de u$s285 millones. Esto producto de haber podido reemplazar gran parte del combustible líquido que se utilizó durante ambos inviernos que totalizaron 383 mil toneladas de fuel oil y 750 mil m3 de gasoil. �SEl GNL puede ser considerado como un elemento estabilizador de la macroeconomía argentina, porque permite ahorros sumamente significativos, así como también hacer un uso eficiente de la infraestructura existente y otorgar al sistema una flexibilidad de suministro sin compromisos de compra firme de largo plazo. Por eso es necesario destacar una nueva ecuación en línea con las medidas tomadas en el resto del mundo: licuefacción para exportar, importación y regasificación como garantía y cubrimiento de los picos de demanda⬝, sostiene Aguilar.
Uno de los elementos que forma parte del análisis es la reciente información. En la firma de la quinta adenda al acuerdo con Bolivia por la importación de gas, el país que lidera Luis Arce se comprometió a enviar, en el momento de mayor demanda local, un 30% menos de metros cúbicos diarios que los que se registraron en el invierno pasado. En ese contexto, el Gobierno -a través de la secretaría de Energía que conduce Darío Martínez- ya había puesto en marcha la licitación del Plan Gas, al registrar una merma importante en las ofertas que se requerían para el invierno.
De todas formas, conviene también evaluar otras experiencias. �SEl Gas Natural (GNL) es el combustible elegido globalmente para la transición energética. Es un factor fundamental para la estabilidad macroeconómica y medioambiental de los países, porque significa menores costos de energía y menor consumo de combustibles líquidos y carbón que son más contaminantes⬝, sostiene Aguilar. En ese contexto, países exportadores de GNL como Estados Unidos, Egipto, el Reino Unido y Emiratos Árabes, importan durante sus picos de consumo. En la región, el GNL se encuentra presente desde el año 2008 con un uso intensivo y creciente para uso de garantía de sistema y pico de demanda. Chile cuenta con 2 plantas de regasificación (Quintero y Atacama) mientras que Brasil tiene 5 terminales operativas con proyectos de desarrollo de hasta 23 plantas de regasificación más en los próximos años. Colombia cuenta con 1 planta de regasificación en operación y 2 proyectos en curso, y proyectos crecientes de plantas de regasificación en Panamá, Jamaica, Puerto Rico.