El compromiso de Jorge Busti con la defensa de la democracia y los DD.HH. atraviesa toda su vida con intensidad: como militante, dirigente y gobernante.
No es casualidad que su primera y última acción política hayan estado íntimamente vinculadas con estas banderas, completando un círculo de luchas y reivindicaciones que marcan una coherencia y una autenticidad alejadas de cualquier atisbo utilitario de la materia.
Siempre refería que era peronista desde los 15 años, cuando en 1963, tiró su primer panfleto en Concordia, advirtiendo que el peronismo estaba proscripto y que, por consiguiente, las elecciones presidenciales de ese año resultaban un fraude. Terminó preso por unas horas. En diciembre de 2020, con mucho pesar no pudo estar presente en el acto de señalización del Regimiento de Caballería de Tiradores Blindado N°6 “Blandengues” como Centro Clandestino de Detención, lugar donde él había estado detenido ilegalmente. En la que sería su última actuación pública, grabó un video y mandó una carta rescatando el valor simbólico de esa acción restitutoria.
Mientras estudiaba en Córdoba, participó activamente en acontecimientos que pasarían a la historia como hitos en la resistencia a gobiernos dictatoriales: el “Cordobazo”, el “Viborazo”, el “luche y vuelve” del general Perón al país, o el triunfo electoral de Ricardo Obregón Cano y Atilio López en la provincia mediterránea. Con José Manuel De la Sota, en aquellos años oscuros, pusieron el cuerpo y trabajaron a la par en la agrupación de abogados peronistas, dedicada a defender a los militantes detenidos por proselitismo.
Luego, cuando volvió a Concordia sufrió la referida detención que lo marcaría de por vida: la noche del 10 de febrero de 1977, a manos de personal del Ejército. Sus captores irrumpieron en su domicilio, donde también se encontraba su esposa embarazada, y los golpearon a ambos. Lo encapucharon y lo metieron en el baúl de un Ford Falcon. Tras dar vueltas unas dos horas, lo llevaron al Regimiento de Concordia, donde lo golpearon e interrogaron. Simultáneamente, otro grupo ingresó a su domicilio, realizando un violento allanamiento, levantando el piso en busca de armas que no hallaron y robándole libros. Pasados unos días, lo trasladaron a un calabozo de la Jefatura Departamental de Policía de Concordia, lugar en que estuvo preso hasta fines de marzo. Al momento de liberarlo, le advirtieron que no se fuera de Concordia, donde siguió padeciendo persecuciones posteriores a su excarcelación. Todos estos hechos los relató el propio Busti en sede judicial durante 2012, en el marco del juicio por la Causa Harguindeguy.
Con el retorno de la democracia, y en el contexto de los triunfos de Alfonsín y Montiel en el país y la provincia, Busti ganó en Concordia y se erigió como el intendente peronista más importante de Entre Ríos. Durante dicha gestión, en un acto de reivindicación y amplitud militante, sumó como funcionarios en su gabinete a ex perseguidos, torturados y secuestrados durante la dictadura militar: militantes como Hernán Orduna, “Chango” Moza, Lidia Subosky, Juan Cortiana y Luis Rolón, entre otros, quienes pudieron recuperar la dignidad, sirviendo democráticamente a los concordienses. Además, durante ese período, Concordia fue una de las ciudades donde más veces fueron invitadas las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, teniendo también su espacio todas las organizaciones de DD.HH. para realizar eventos en el auditorio municipal.
El 5 de diciembre de 1988, en su primera gobernación y mediante el decreto 6404, se instauró una de las primeras cátedras de Derechos Humanos de la Argentina en los planes de estudios de los institutos terciarios de la provincia.
Durante la segunda gobernación, mientras a nivel nacional se instalaba un discurso muy fuerte a favor del olvido, entendiéndose esto como cancelar la posibilidad de que el Estado brinde una respuesta punitiva a las violaciones de los DD.HH., el 21 de marzo de 1997, Busti firma el decreto 538, por el cual se crea la “Semana de la Memoria”, para que este doloroso proceso sea conocido por todos y en especial por los jóvenes en las escuelas, concientizando a las nuevas generaciones sobre el verdadero significado del “Nunca Más”. El 15 de marzo de 2001, el por entonces gobernador radical Sergio Montiel dejó sin efecto el decreto 538 firmado por Busti. En los considerandos, Montiel justificaba esta arbitrariedad en la “necesidad de colaborar en el proceso de pacificación del país”. Sin embargo, a poco de asumir la tercera gobernación, el 17 de marzo de 2004, Busti firma el decreto 964 e instaura nuevamente desde el 19 al 26 de marzo la “Semana de la Memoria” en todo el territorio de la provincia, organizando, adhiriendo y/o auspiciando todos los actos y/o actividades que se lleven a cabo a través de las organizaciones sociales y políticas.
Del mismo modo, en su tercer mandato como gobernador, en 2004 a través de un decreto y de una ley, se creó el Registro Único de la Verdad, con la finalidad de concentrar, sistematizar y garantizar el acceso a la información, antecedentes y documentación referida al accionar del Terrorismo de Estado en Entre Ríos o contra entrerrianos hasta el 10 de diciembre de 1983. Desde este organismo, hasta el día de hoy los querellantes, abogados y funcionarios trabajan de un modo participativo, incansable y en forma responsable para hacer avanzar los juicios contra los crímenes de Lesa Humanidad.
En 1994 fue convencional constituyente nacional e integró la comisión de Tratados, que sancionó el nuevo artículo 75, inciso 22, dotando de jerarquía constitucional a los tratados internacionales de DD.HH.; como así también el artículo 36, a juicio del abogado Juan Carlos Vega “poniendo fin a la vergonzosa Doctrina de la Corte sobre la Continuidad Jurídica del Estado del año 1930. Doctrina que legitimó todos los Golpes de Estado del siglo XX y el Terrorismo de Estado. Jorge Busti tuvo un protagonismo central en la Convención Constituyente para lograr la sanción de estas normas”.
En la Cámara de Diputados de la Nación y como Presidente de la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos, actuando en consonancia con los organismos de DD.HH., Busti tuvo una intervención destacada para impedir que el genocida Antonio Domingo Bussi, jurara como diputado nacional, anteponiendo los DD.HH. al voto popular, en lo que se considera un hecho testigo en América Latina. Entre los justicialistas que rechazaron el pliego de Bussi, estuvieron Cristina Kirchner, Mario Cafiero, Carlos Soria y Saúl Ubaldini.
Luego, y ya como Senador Nacional y Presidente de la comisión de Acuerdos del cuerpo, le negó el ascenso a Julio César Benotti como Capitán de Fragata, sobre quien pesaban severas acusaciones de violaciones a los DD.HH., como integrante de la Escuela Mecánica de la Armada. Fue el primer y único pliego rechazado a la Marina, desde el inicio de la democracia en 1983. Decisiones valientes e históricas.
En tiempos en que los discursos negacionistas o que le restan valor a la democracia parecen estar volviendo a asomar, es importante repasar acciones, hechos y trayectorias como la de Jorge Busti, para quien la defensa de los DD.HH. nunca fue una moda pasajera, sino un modo de vida que honró desde su adolescencia hasta el final de sus días con vehemencia, coherencia y convicción.