Alzheimer: Cómo identificarlo y actuar a tiempo
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva y devastadora que afecta principalmente a la memoria y otras funciones cognitivas.
Identificar los primeros signos de esta enfermedad es fundamental para un diagnóstico y tratamiento tempranos, lo que puede marcar la diferencia en la calidad de vida del paciente. Los primeros síntomas tienden a manifestarse de manera gradual y sutil, lo que a menudo dificulta su detección.
Uno de los signos más notorios del Alzheimer es la pérdida progresiva de la memoria reciente. Los pacientes pueden tener dificultades para recordar eventos recientes, como lo que desayunaron por la mañana o si llamaron a alguien. Esta pérdida de memoria puede llevar a que las personas repitan preguntas o se desorienten en conversaciones.
Sin embargo, el Alzheimer no se limita solo a la pérdida de memoria. Otros síntomas tempranos incluyen:
Dificultades en las tareas cotidianas: Las personas pueden comenzar a tener problemas con tareas que antes realizaban fácilmente, como cocinar o administrar sus finanzas.
Cambios en el lenguaje: Pueden tener dificultades para encontrar palabras en una conversación, lo que interrumpe el flujo de la misma. Esto se conoce como ”anomia”.
Confusión en el tiempo y el espacio: Los pacientes pueden perder la noción del día, mes o año actual. También pueden experimentar desorientación espacial, lo que a veces resulta en que se pierdan en lugares familiares.
Problemas con imágenes visuales: La enfermedad puede afectar la capacidad de percibir distancias, colores y contrastes, lo que puede influir en la habilidad para actividades como conducir un vehículo de manera segura.
Dificultad para resolver problemas y tomar decisiones: La capacidad de razonar y tomar decisiones puede deteriorarse gradualmente.
Pérdida de objetos personales: Las personas pueden extraviar objetos personales, como billeteras o teléfonos, y en algunos casos, pueden tener delirios relacionados con estos incidentes.
Cambios en la personalidad y la apatía: En algunas personas, la enfermedad puede manifestarse como cambios en la personalidad, y es común experimentar apatía, una pérdida de motivación para realizar actividades cotidianas.
La duración típica de la progresión del Alzheimer es de aproximadamente ocho a doce años y se divide en etapas tempranas, intermedias y tardías. Sin embargo, la enfermedad es altamente variable en su progresión y afecta a cada individuo de manera diferente.
En cuanto a la prevención, se ha descubierto que llevar un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Esto incluye seguir una dieta mediterránea rica en nutrientes, mantener una presión arterial controlada, hacer ejercicio regularmente (tanto aeróbico como de fuerza), mantener una vida social activa, dormir lo suficiente, evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, y cuidar de la cabeza para prevenir lesiones.