«El ejercicio es antidepresivo y ayuda a relajar el sistema nervioso»
La psicóloga española Patricia Ramírez, Patri Psicóloga, explica cómo influye la práctica de actividad física continuada sobre la salud mental
Cuidarse y sentirse bien es un derecho, no un premio. Y si para algo puede estar sirviendo esta pandemia, según apunta la psicóloga Patricia Ramírez ( Patri_Psicóloga), es para que tengamos claro que cuidar de uno mismo y de nuestra salud física y mental es parte del respeto que nos tenemos y que merecemos. Una de las claves de ese autocuidado es precisamente la práctica de ejercicio pues, tal como revela, la actividad física continuada no solo provoca un efecto llamada efecto de arrastre hacia otros hábitos saludables sino que además estimula cambios en el cerebro que ayudan a ser más organizados, a gestionar mejor el tiempo y a minimizar el impacto del estrés. Con motivo de su colaboración con Basic Fit la psicóloga experta en rendimiento deportivo aclara algunos de los beneficios que se obtienen con la práctica deportiva diaria, tanto a nivel mental como corporal.
¿Cómo ayuda el ejercicio a reforzar la salud mental?
La actividad física es un antidepresivo pero además relaja el sistema nervioso. Los beneficios sobre nuestro estado de ánimo son increíbles porque como el deporte genera neurotransmistores relacionados con el bienestar y con la relajación eso hace no solo que nos sintamos emocionalmente mejor, sino también más relajados. Además la investigación más reciente relacionada con el trabajo de fuerza revela que este tipo de actividad física cuida nuestras funciones cognitivas (cuida la atención, la concentración, la toma de decisiones, la creatividad, la agilidad mental...) y previene el envejecimiento del cerebro.
¿Cuáles son los efectos de la actividad física sobre el cerebro?
Se sabe que la práctica continuada de actividad física cambia la estructura del cerebro, al igual que sucede por ejemplo con la meditación. A medida que trabajas la actividad física vas consiguiendo que tu cerebro tenga mayores conexiones, que se generen más sinapsis (aproximación funcional intercelular especializada entre neuronas), que haya un crecimiento de neuronas a partir de una célula madre (neurogénesis) y que además haya más ramificaciones pues no importa solo la cantidad de neuronas que tengamos en el cerebro, sino que también es relevante el modo en el que éstas se ramifican y conectan con otras. Y estas capacidades, por cierto, las favorece la actividad física.
La estructura del cerebro cambia con el ejercicio, no solo implica que se generen endorfinas y que nos sintamos bien con ello, sino que es algo más, pues provoca cambios positivos en el cerebro.
¿Sigue primando lo estético a la hora de iniciarse en la práctica deportiva?
Creo que hoy se entiende la práctica de la actividad física como una actividad de autocuidado y de respeto hacia uno mismo, no solo porque se cuida el aspecto físico (que es también importante para la autoestima) sino porque se cuida el bienestar emocional. Cuando haces deporte aumentas tu capacidad de organización y mejoras la toma de decisiones pues terminas por priorizar una actividad saludable frente a otra que no lo es. Te ayuda a ser más ágil con cada actividad y a no dispersarte porque aprendes a sacar ese tiempo para no faltar al gimnasio.
Además, priorizarse a la hora de hacer ejercicio mejora la autoestima porque ayuda a esa persona a empoderarse.
Si alguien que nunca ha hecho ejercicio decide que ha llegado el momento de hacerlo, ¿por dónde debe empezar?
Si nunca se ha hecho ejercicio o si se ha pasado mucho tiempo sin realizar actividad física lo primero que debe hacerse es un chequeo médico, pues es importante saber cómo tenemos nuestro corazón y cómo nos encontramos de salud en general. También es aconsejable buscar el asesoramiento de un preparador físico. Algunas personas deciden ponerse a correr sin contar con una ayuda profesional y eso puede llevar a que sufran lesiones, pues no siempre tenemos el cuerpo preparado para echarnos a correr sin más.
Una vez que contemos con el asesoramiento adecuado, lo ideal es elegir aquella actividad física que nos resulte divertida para coger el hábito y para que aumenten las ganas. Primero se prueba con algo que nos apetezca hacer y a partir de ahí es probable que crezca la necesidad de probar más cosas.
También es importante empezar poco a poco porque si no se llena de agujetas durante los primeros días lo pasa mal y ya no vuelve a intentarlo. Y si se puede hacer en grupo, mucho mejor. El compromiso que se adquiere con la gente siempre es mayor que el que se tiene con uno mismo. Lo más gratificante es sentir los avances, pues ver el progreso nos ayuda mucho a mejorar la autoestima.
¿Existe el efecto llamada del ejercicio hacia otros hábitos saludables?
Una vez que uno se empieza a encontrar bien con la práctica de ejercicio lo más frecuente es que incorpore a el día a día otros hábitos saludables como comer más sano, acostarse antes, dejar de fumar, evitar el alcohol...
Este efecto arrastre hacia hábitos saludables se explica por qué a veces se empieza a hacer ejercicio y no se aprecian efectos claros en el peso a pesar del esfuerzo. Es entonces cuando se empieza a buscar información y a investigrar para asesorarte a nivel nutricional. Lo cierto es que no comemos de forma tan saludable como creemos. Además la gente con la que te relacionas en un gimnasio suele tener intereses relacionados con la vida saludable, por lo que resulta más fácil saber más o interesarse por este tema. Los hábitos están muy relacionados con las personas que se tienen en el entorno.
Se habla de primar cardio, de primar fuerza, de combinar ambas... Hay algo de confusión con esto. ¿Existen actividades que sean más o menos adecuadas en función de la edad?
Sobre este tema me gustaría recalcar que habría que desmitificar algunas ideas en relación a los ejercicios de fuerza porque muchas mujeres creen que si comienzan a trabajar la fuerza van a masculinizar su cuerpo o van a aumentar de forma desorbitada su masa muscular. Y eso no es así. Las diferentes formas de trabajar la fuerza dependerán de lo que se desea conseguir en el cuerpo. Pero en general la fuerza ayuda a definir la musculatura, a sentirse más fuerte y, a partir de cierta edad, a conseguir una base sólida que aguante nuestro cuerpo. Esto último es especialmente importante porque ayuda a caminar erguidos, moverse con más soltura y a prevenir lesiones porque el hecho de que te rompas un hueso o no en una caída también tiene que ver con lo fuertes que estén tus músculos. Todo esto, además, influye en la autoestima. Si con 40 o 50 años acudes a consulta para que te aporten datos del calcio y compruebas que gracias a la práctica continuada de ejercicio tus huesos están bien calcificados y no tienes osteoporosis, eso aportará la seguridad para cosas tan sencillas como caminar más ligero por la calle, tener menos miedo a las caídas y sentirse más poderosa gracias a esa agilidad, fuerza y flexibilidad que aporta ese trabajo físico.
A la hora de motivarse, ¿es mejor pensar en lo que se va a conseguir haciendo ejercicio o en lo que se pierde si no se hace?
Como hay tantos cambios positivos cuando se practica actividad física es probable que pongamos el foco en lo que nos haya motivado a practicarlo, es decir, que esa motivación dependerá del «para qué» hemos comenzado a hacerlo. Así, la persona que buscaba perder peso estará pendiente de comprobar si entra de nuevo en los vaqueros que le quedaban estrechos. Aquellla que lo hizo porque notaba flacidez en los brazos se centrará en si está o no más fuerte y con brazos más definidos.. Y así. Pero lo que sin duda tendrán todos en común es que en general se encontrarán con mejor estado de ánimo y con esa sensación de orgullo personal.
Ambas visiones son útiles. Es cierto, por un lado, que para conseguir retos tenemos que plantearnos lo que queremos conseguir y no lo que tenemos que evitar («verme más saludable en lugar de no verme tan gorda», por ejemplo), pero también es verdad que cuando hablamos del autocontrol y de la fuerza de voluntad también funciona pensar que nos vamos a sentir fatal si al final no vamos al gimnasio. Querer evitar esa emoción negativa también hace que, a veces, hagamos lo correcto. Pararse a reflexionar puede evitar que sigamos hábitos nocivos.
Reduce el estrés
y mejora la autoestima
La importancia del ejercicio para combatir los trastornos de salud mental es una de las conclusiones de una encuesta reciente de Basic Fit.
Según el estudio, el 97,38% de los consultados afirma que el deporte fortalece el estado de salud mental y el 95,38% asegura sentirse bien mentalmente cuando practica ejercicio.
De hecho, una amplia mayoría (95%) experimenta reducir su nivel de estrés y el 93% estar más contento o mejorar su autoestima (92%). Además, el bienestar mental es de las principales motivaciones a la hora de apuntarse al gimnasio.
Para hacer más evidentes los efectos beneficiosos del ejercicio (libera endorfinas, reduce los niveles de ansiedad, facilita el descanso reparador, mejora la actividad intelectual, permite practicar habilidades sociales, anima a comer de forma saludable, educa en valores...) tanto Patri Psicóloga como los expertos de Basic Fit aconsejan combinar el deporte con otra clase de hábitos como respetar las horas de sueño, mantener una dieta saludable y meditar.
(PUBLICADO EN ABCes)