Hallan parientes del coronavirus en murciélagos congelados en laboratorios de Japón y Camboya
Los virus son los primeros estrechamente relacionados con el SARS-CoV-2 que se encuentran fuera de China.
Por primera vez, investigadores han encontrado fuera de China dos coronavirus estrechamente relacionados con el SARS-CoV-2, el virus pandémico que ya ha contagiado a más de 58 millones de personas en todo el mundo. Estos parientes cercanos han aparecido en murciélagos de herradura almacenados en congeladores de dos laboratorios asiáticos, uno en Camboya y otro en Japón, según informaron los autores del hallazgo a la revista científica «Nature».
La publicación señala que estos sorprendentes hallazgos respaldan la búsqueda de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del origen animal de la pandemia en Asia. Los investigadores creen que el Covid-19 se originó en los murciélagos en herradura, pero aún no está claro si se transmitió directamente al ser humano o existió un huésped intermedio, un animal cuya identidad sigue siendo un misterio. Una de las hipótesis más fuertes al respecto ha sido la del pangolín, pero todavía no ha sido confirmada.
En Camboya, el virus se encontró en dos murciélagos de herradura de Shamel (Rhinolophus shameli) capturados en el norte del país en 2010 y que permanecían congelados en un labotario. El genoma del virus aún no se ha secuenciado completamente, ni se ha publicado su descubrimiento, por lo que, como subrayan en «Nature», «todavía no se puede determinar su significado total para la pandemia».
Etienne Simon-Loriere, virólogo del Instituto Pasteur de París, planea secuenciar el virus. Si estuviera muy relacionado o incluso fuera su antepasado, podría proporcionar información crucial sobre la pandemia.
El segundo virus, llamado Rc-o319, fue identificado en las heces de un pequeño murciélago de herradura japonés (Rhinolophus cornutus) capturado en 2013. Ese virus comparte el 81% de su genoma con el SARS-CoV-2, por lo que los científicos lo consideran demasiado distante para proporcionar información sobre el origen de la pandemia (para ello, debería superar el 97% del genoma).
Lo que sí parecen indicar estos hallazgos es que los virus estrechamente relacionados con el SARS-CoV-2 son relativamente comunes en los murciélagos Rhinolophus, incluso en los que se encuentran fuera de China. Además, otros parientes del virus aún no descubiertos podrían estar conservados en otros laboratorios. «No esperaba encontrar un pariente del SARS-CoV-2», dijo a «Nature» el virólogo Shin Murakami, de la Universidad de Tokio, quien formó parte del equipo que decidió volver a analizar muestras de animales congeladas para detectar virus a raíz de la pandemia.
Solo un puñado de coronavirus conocidos están estrechamente relacionados con el de Wuhan, epicentro de la pandemia mundial, incluido su pariente conocido más cercano RaTG13. Fue descubierto en murciélagos de herradura (Rhinolophus affinis) en la provincia china de Yunnan en 2013, y solo se publicó a principios de este año. También hay varios coronavirus que se encuentran en otros murciélagos y pangolines capturados entre 2015 y 2019, que están estrechamente relacionados con el virus pandémico.
En busca de más virus
«El SARS-CoV-2 probablemente no fue un virus nuevo que apareció de repente. Los virus de este grupo existían antes de que nos diéramos cuenta de ellos en 2019», explica Tracey Goldstein, directora asociada del One Health Institute de la Universidad de California en Davis, involucrada con el equipo de Camboya.
De los coronavirus conocidos relacionados con el SARS-CoV-2, el recién descubierto Rc-o319 parece ser el más distante. El virus no puede unirse al receptor que el SARS-CoV-2 usa para ingresar a las células humanas, lo que sugiere que no puede infectar fácilmente a las personas.
Los investigadores creen que es probable que existan más coronavirus relacionados en las poblaciones de murciélagos Rhinolophus, que viven en toda la región, por lo que intentarán conseguir nuevas muestras. Y es posible que alguno de ellos esté tan estrechamente relacionado con el SARS-CoV-2 que podamos considerarlo como «el verdadero antepasado».