Miles de fármacos no oncológicos son capaces de destruir las células cancerosas
Demuestran que casi 50 medicamentos no cancerosos, incluidos los desarrollados inicialmente para reducir el colesterol o la inflamación, destruyeron algunas células cancerosas y, lo más importante, no tenían efecto sobre las sanas.
Fármacos para la diabetes, la inflamación, la adicción al alcohol, e incluso para el tratamiento de la artritis en los perros, son capaces de eliminar las células cancerosas en el laboratorio. Lo ha visto un estudio realizado en el Broad Institute of MIT y el Harvard and Dana-Farber Cancer Institute (EE.UU.) que ha analizado miles de compuestos farmacológicos ya desarrollados y ha comprobado que 50 de ellos tenían actividad anticancerígena. Los sorprendentes hallazgos, publicados en «Nature Cancer», también revelaron nuevos mecanismos y dianas farmacológicas, y sugieren una nueva vía para acelerar el desarrollo de nuevos medicamentos contra el cáncer o reutilizar los ya existentes.
«Pensamos que tendríamos suerte, al menos, al hallar un único compuesto con propiedades anticancerígenas; nos sorprendió encontrar tantos», señala el investigador Todd Golub.
Los científicos han utilizado una base de datos de más de 6.000 medicamentos y compuestos existentes aprobados por las autoridades sanitarias de EE.UU. (FDA) o que ya habían demostrado ser seguros en ensayos clínicos.
Muchos fármacos aprobados para una patología resultan ser también eficaces en otras totalmente desconocidas, como por ejemplo los beneficios cardiovasculares de la aspirina. «Por este motivo creamos el centro de reutilización y así permitir a los investigadores hacer este tipo de descubrimientos fortuitos de una manera más programada», explica el primer autor del estudio, Steven Corsello, oncólogo de Dana-Farber.
Los investigadores probaron todos los compuestos en el Centro de Reutilización de Medicamentos en 578 líneas celulares de cáncer humano. Utilizando un método de código de barras molecular conocido como PRISM, los investigadores etiquetaron cada línea celular con un código de barras de ADN, lo que les permitió agrupar varias líneas celulares en cada plato y realizar un experimento más rápido. Por último, el equipo expuso cada grupo de células con código de barras a un único compuesto de la biblioteca de reutilización, y evaluó la tasa de supervivencia de las células cancerosas.
Y los resultados resultaron sorprendentes: casi 50 medicamentos no cancerosos, incluidos los desarrollados inicialmente para reducir el colesterol o reducir la inflamación, destruyeron algunas células cancerosas y, lo más importante, no tenían efecto sobre las sanas.
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Además, la mayoría de los medicamentos no oncológicos que mataron a las células cancerosas en el estudio lo hicieron al interactuar con un objetivo molecular previamente no reconocido. Por ejemplo, el medicamento antiinflamatorio tepoxalina, desarrollado originalmente para su uso en humanos, pero aprobado para el tratamiento de la osteoartritis en perros, eliminó las células cancerosas al dirigirse a un objetivo desconocido en las células que sobreexpresan la proteína MDR1, que comúnmente impulsa la resistencia a los medicamentos de quimioterapia.
Los investigadores también pudieron predecir si ciertos medicamentos podrían matar cada línea celular al observar las características genómicas de la línea celular, como las mutaciones y los niveles de metilación. Esto sugiere que estas características podrían usarse algún día como biomarcadores para identificar a los pacientes que probablemente se beneficiarán de ciertos medicamentos.
«Las características genómicas nos dieron algunas hipótesis iniciales sobre cómo podrían estar actuando los medicamentos, que luego podemos volver a estudiar en el laboratorio», señala Corsello. «Nuestra comprensión de cómo estos medicamentos matan las células cancerosas nos da un punto de partida para desarrollar nuevas terapias».
Los investigadores esperan estudiar estos compuestos de en otras líneas celulares de cáncer y hacer crecer el centro para incluir más compuestos que ya se han probado en humanos.
R.I.