Una nota publicada en el diario El Litoral en 1932, ilustra las características que tenía en ese momento nuestra ciudad. El cronista redactor describió algunos aspectos de la vida cultural, religiosa y comercial que fueron forjando las particularidades identitarias de Concordia.
La narración detalla y elogia a los flamantes edificios modernos que se habían construido en aquel momento. Así, enumera a las instituciones bancarias, como: el Banco de la Nación, el Banco de Italia y Rio de la Plata, el Banco Popular y el Banco de Londres y América del Sur, que han erigido soberbias edificaciones que señalaban la potencialidad de la plaza y la acción comercial desplegada. Además de la presencia de la Caja Popular y la Caja Mutual que desenvolvían una acción beneficiosa de otorgar pequeños préstamos.
Con respecto a la actividad cultural y social menciona a los dos teatros, de moderna construcción y tres salas de esparcimiento que se llenaban de público diariamente. Se refería, sin duda al Cine Teatro Odeón y al Cine Teatro San Martin, como así también al viejo Teatro Beñatena y los cines al aire libre "El Recreo Concordia” que estaba donde actualmente se ubica el Palacio Municipal, y el cine al aire libre instalado en el local de la calle San Luis y Juan José Paso.
Enuncia que había en ese momento cinco Iglesias católicas y una capilla, además, la iglesia anglicana, la metodista y la del Ejército de Salvación con buenos edificios propios.
En cuanto a la luz eléctrica, las obras de salubridad, asfalto y el tranvía eléctrico completaban los detalles que solo tenían las grandes ciudades de ese período histórico.
En materia educativa, se contaba con los regios edificios públicos escolares tan buenos como los mejores de las grandes urbes del país. Estos eran: la Escuela Normal Mixta, la Escuela Superior de Comercio, la Escuela Belgrano y la Escuela Vélez Sarsfield, establecimientos que constituyeron y constituyen el mejor orgullo de Concordia. Había, también nueve escuelas, sostenidas por el Consejo Nacional unas y por la Provincia y la Municipalidad las otras.
El edificio de los Tribunales es otra de las buenas obras públicas indicada, que era digna de mención y que simbolizaba un verdadero adelanto urbano.
Las últimas obras particulares, el Asilo de Ancianos, debido a la conocida generosidad de Don Domingo Isthilart y el Hospital para Tuberculosos, el cual se debió a la filantropía de un grupo de mujeres de Concordia que resolvieron un anhelado problema: “el de llevar al pobre anciano y al desdichado enfermo una chispa de ilusión aliviándoles sus penas”.
Asimismo, la Biblioteca (se refería a la Olegario V. Andrade) que contaba con miles de volúmenes acababa de ocupar su moderno edificio y estaba a la altura de las mejores de la provincia, prestaba a Concordia beneficios incalculables,
La Escuela de Artes y Oficios, creada y sostenida por una comisión de damas, “llenaba ampliamente su misión benefactora, a pesar de la escasez de recursos y la indisculpable indiferencia de los poderes públicos”.
¿Conocían estos datos del pasado de la ciudad?
Nos volvemos a encontrar en una semana para descubrir más historias de Concordia y la región.
Museo Regional Municipal Palacio Arruabarrena, dirección: Entre Ríos y Ramírez.
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