Una de las tareas que disfrutamos realizar en el Museo Regional Palacio Arruabarrena es la de compilar descripciones de viajeros, cronistas, turistas de distintas épocas de nuestra ciudad. En esos breves relatos encontramos características de lo cotidiano: horarios, detalles de espacios públicos, instituciones de la ciudad, relaciones sociales, construcciones y visualizaciones de aspectos que llaman la atención de visitantes. Esas pequeñas narraciones difícilmente se encuentran en los libros de historia, pero enriquecen las miradas del pasado común de Concordia.
El libro de Medina “Recopilación Histórica de Concordia” reproduce una referencia de enero de 1914, donde encontramos una perspectiva panorámica de Concordia de ese entonces. En este sentido, en un párrafo de dicho ejemplar se menciona que particularidades tenía el itinerario del viaje desde Buenos Aires a Concordia: “A las 12 del día parte de la dársena de Buenos Aires el vapor, y a las 8 de la mañana del día siguiente llega al puerto de Concordia”. Como también las cualidades de los barcos que realizaban ese trayecto: “(...) Las comodidades que brindan los magníficos barcos que la empresa Mihanovich ha destinado para la travesía hasta el Salto, hacen transcurrir las horas inadvertidamente, y como se dispone de buena mesa, excelentes compartimientos para señoras y para hombres, servicio de café a toda hora del día y de la noche, abundante personal de asistencia, mucha limpieza, y la mayor obsequiosidad por parte de los empleados superiores, pocas son las personas que desean mayores servicios teniendo en cuenta los precios equitativos que actualmente cuestan los pasajes”.
En apartes posteriores el corresponsal comenta sobre el arribo y retrata al puerto de Concordia, recientemente inaugurado: “(…) presenta el aspecto de una fortaleza blindada a cal y canto, pues como el flujo y reflujo de las aguas del Uruguay aumenta o disminuye en proporciones que algunas veces son excesivas, ha sido menester realizar esa obra de fábrica empleando piedra, y construir un gran murallón de elevada altura con calle en declive, para los casos en que el descenso del río exige que las operaciones de cabotaje se efectúen bajo niveles normales”. El espacio público e instituciones sociales las delineó a través de las siguientes palabras: “La plaza principal de Concordia ocupa una manzana, y en ella se concentran todos los cuidados que se hubieran dedicados a una extensión mayor (…). En un valiosísimo edificio construido con recursos de cuatro estancieros de esta ciudad, se halla instalado suntuosamente el centro social denominado Club Progreso, alhajado con valiosos muebles y provisto de muchos salones que se destinan para varias reuniones”.
En último término el relator señaló el fuerte lazo tanto social como comercial que enlazan, tanto en la actualidad como en el pasado, a las ciudades de Concordia y Salto, destacando que más de mil personas llevaban a cabo ese itinerario diariamente: “Las relaciones sociales entre las familias de Concordia y las del Salto, cuya última población se halla situada enfrente de la que nos ocupa, como asimismo el giro importante de los negocios que mantienen ambos pueblos, aportan diariamente un valioso contingente de pasajeros que van y vienen entre ambas capitales en pequeñas lanchas movidas a nafta, calculándose en más de mil personas las que todos los días realizan esta travesía cuya duración es de diez o doce minutos. De ahí que los vínculos de sociabilidad lo mismo que los mercantiles, se estrechen cada vez más, a medida que estos mismos medios de transporte brindan ocasión para que las comunicaciones sean fáciles”.
Acompañamos estas líneas con la imagen de la plaza 25 de mayo de circa 1910, que pertenece a nuestras colecciones.
¿Conocían esta información del pasado de la ciudad?
Nos volvemos a encontrar en una semana para descubrir más historias de Concordia y la región.
Museo Regional Municipal
Palacio Arruabarrena, dirección: Entre Ríos y Ramírez.
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