El primer propietario, del primer Teatro Odeón
Fue el señor Casiano Garate, nacido en Roncal, un pueblito a 80 kms. de Pamplona, capital de Navarra, al norte de España, en 1872. Llego casado con Josefa Pérez Castellanos. Primero trabajó en una importante empresa en la provincia de Buenos Aires, y de allí lo enviaron como gerente de la sucursal de Casa Galli, a Concordia a comienzos del siglo XX. Después se independizó y amante de la buena música y el teatro pensó en realizar un teatro y lo concretó.
Casiano Garate era un hidalgo vicecónsul español, que traía una gran visión por el arte y amor por la música de óperas y zarzuelas, que concretó en esta pequeña Villa de la Concordia, la cultura europea tan en boga para que aquí, se pudiera conocer y apreciar.
Fue el 13 de setiembre de 1913 que estrenó dicho teatro y el pueblo eligió el nombre a través de sugerencias del diario "El Litoral".

"Odeón", significa según los griegos, edificio destinado a recitales musicales de danza y teatro. Se encuentra en la Acrópolis Ateniense el más representativo.
Se estrenó con la ópera "Aida" de Giuseppe Verdi con la compañía de Marranti.
Esta es la misma obra que se estrenó en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1908. Dice se estrenó otra fuente, con la ópera" Carmen", no hay mayor precisión al respecto, pero si podemos asegurar que vinieron a nuestro primer teatro Odeón del 1913 compañías muy famosas. Además de personalidades como Camila Quiroga, Lola Membrives, Pepe Ramírez, Paulina Singerman Osvaldo Miranda. En 1917 llegó el cine mudo, era la época de Carlitos Chaplin.
Duro solo 32 años y fue derrumbado para pasar a un segundo teatro Odeón. Todo cambio duele, pero se debe ir adaptando a lo que se requiere en cada tiempo, y según los requerimientos de los espectadores.
El personal que trabajaba en el teatro eran Carrera, Simonetti, Casañas y Granaroli que era el pianista que tocaba durante el cine.

Luego en época de crisis de la 1° guerra mundial lo vende, Garate a Antonio Pérez, vicecónsul de España, que a acorde a los tiempos pasa a ser cine teatro, donde comenzaron a verse películas sonoras.
Vemos la foto (izquierda) del exterior del teatro con su entrada a la platea de 200 butacas, luego la entrada a los dos costados para la tertulia y el otro piso al paraíso, llamado comúnmente gallinero.
Al otro lado se ve a la izquierda la zapatería La Moderna de I. Sasbón.
En la foto del interior del teatro (arriba) es del diario El Litoral donde se puede apreciar era una joyita arquitectónica, modificada en 1926, contando con butacas de cuero, palcos bajos y cortinados de terciopelo rojo oscuro. Las sillas de los palcos tenían labradas las iniciales T.O y las arañas muy lujosas de cristal. Se hacían bailes de vermuts tangos y costaba la entrada $ 1.50- Se instaló un ventilador de dos caballos de fuerza, para refrescar el ambiente que terminaba a las 20.30 h.
La tercera foto (derecha) es de los hermanos Pérez llegados a Concordia desde El Líbano. En 1906. Se llamaban Antonio y Emilio Hatoum. El apellido fue cambiado por los problemas de los inmigrantes, los inscribían con un apellido más simple en vez del original. A pesar de ser libaneses les llamaban los turcos Pérezt. Se dedicaban al comercio de ropería y tenían un negocio de ropería en el barrio La cuchilla, luego pasaron al centro, lugar que antes era la academia Arbo.
Viajaban a campaña en carros hasta Sauce de Luna.
El negoció era rentable, pero duro por los caminos no formados. Llevaban su mercadería y regresaban con frutos del país.
Deciden en 1919 comprarle a Garate el Teatro Odeón. Lo alquilaron a Don Francisco Fabrizzi.
Le hicieron algunas reformas la firma Castiglioni y Casarino. Todas las ornamentaciones en dorado fueron hechos por yeseros locales. La propiedad se vendió a la firma Oria en 1945 que lo convirtió en" Cine Teatro" y lo demolió en pro del progreso y del modernismo. Esa es otra historia para seguirla otro sábado Dios mediante. Datos recopilados del diario El litoral, y de otros documentos.
Finalmente, Felices Pascuas para todos, y a los lectores de este diario muy especialmente, que siguen nuestras historias.
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