EL VIENTRE DE MI MADRE
Que acogedor solar, fue el vientre de mi madre,
no contenía reveses, que algún dolor causaren,
fui tan amado yo, en esa fortaleza,
que nunca podría honrar, tanta benevolencia.
No existían los roncos, bramidos de los truenos,
ni la tacañería profunda del desierto,
no estaba la miseria, tampoco sus mentores,
no había pájaros muertos, ni espasmos de cañones.
Qué bonito lugar, fue el vientre de mi madre,
el afecto de allí, no hallé en ninguna parte,
dichoso he sido yo, mientras duro mi estancia,
me gustaría volver, a recibir su gracia.
No discurrían los golpes, ni puños golpeadores,
la luz no lastimaba, tampoco los temores,
el viento no arrasaba, el frio no cortaba
y la paz canturreaba, un racimo de nanas.
Acuoso paraíso, libre de duelo y males,
un río que transcurre, sin hombres y sin naves,
el abrazo más libre, la mejor de las frases,
perfecta melodía, fue el vientre de mi madre.
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