En defensa de los libros leeremos “Cometierra”
El miércoles 27 de noviembre a las 20:30 hs en el programa “Tenemos que hablar” que conducimos con Mauricio Amiel por Radio Uner 97. 3, leeremos colectivamente, con un conjunto de lectores, escritores y poetas de nuestra ciudad, el libro de Dolores Reyes, “Cometierra”, una brillante narración en la que la protagonista, una chica huérfana desde que su padre asesina a su madre y luego desaparece, una joven del conurbano bonaerense y tiene el don de encontrar personas desaparecides (razón que inquieta a los aliados y vindivafores del genocidio) cuando come tierra. Esta maravillosa novela que forma parte de las lecturas sugeridas por “Identidades bonaerenses”, un programa de lectura del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, y fue recientemente cuestionada y atacada por la Vicepresidente Victoria Villarruel y por periodistas de la talla de Jonathan Viale quienes la consideraron “pornográfica” porque relata una escena sexual en una de sus páginas, en las que existe el placer y el consentimiento. Incluso la Fundación oscurantista Morelli, cercana a la Diputada Lemoine, denunció al Ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires Sileoni. Es bien clara que la denuncia no solo tiene connotaciones políticas, de disciplinamiento y censura a los docentes y a la sociedad en general, una agresión a la cultura en general y a los libros en particular, sino que representa también un ataque a un tipo de temática que rescata la cultura popular y que sitúa como temas fundamentales la violencia de género de una escritora que se reconoce feminista. Como reflexiona Silvia Gómez, como un botón de muestra de las intencionalidades de la censura, ninguno de estos Soldados de la moral ponen en cuestión, por ejemplo, la lectura de “El Matadero” de Esteban Echeverría, que exuda violencia y crueldad, como tampoco las atrocidades cometidas por la Dictadura, como la “noche de los lápices”, en la que secuestraron, torturaron y desaparecieron a jóvenes estudiantes, sino que son reivindicados por Victoria Villaruel y el gobierno de derecha. No perciben terrorífico que arrojaran personas vivas al mar, pero el amor y la sexualidad hiere su sensibilidad, eso son. Tampoco tienen vergüenza ni se escandalizan cuando el Presidente de la República ataca a sus opositores políticos tomando como insultos “problemas mentales, minusválidos, mogólicos”, ofendiendo y lastimando, lleno de odio a personas y familias y a la sociedad en general. Mucho menos cuando ni siquiera recibe a representantes de “A.S.D.R.A”, de Síndrome de Down de la República Argentina, cuando desde septiembre le solicitaron audiencia, no sólo para aclararle, entre otras cosas que minusválido significa “de menor valor” y no es atribuible a ninguna condición y más grave aún para reclamar por el grave retroceso en sus condiciones y derechos, que han sufrido, desde su mandato, las personas con discapacidad. No se escandaliza en absoluto por esas formas monstruosas e inhumanas de la violencia y la discriminación. Les molesta el placer de los pobres, el deseo y el amor.
Estos cuestionamientos venidos de gobernantes pro-genocidas, del periodismo prostituido y de la ignorancia más rebajada, no tienen en cuenta-o si lo tienen- que nuestro país ha sufrido tremendas persecuciones a la cultura en la noches negras de la Dictadura, la más reciente sobre todo, en la que los libros eran prohibidos, censurados e incluso quemados y desaparecidos y- aún más brutal, el mismo destino sufrían los escritores y poetas. Cómo en la novela Fahrenheit 451 de Bradbury los libros eran perseguidos y quemados por un cuerpo de bomberos que resguardaban al pueblo de la posibilidad de pensar, aquella operación que perturbaba una felicidad estúpida y superficial. Es el mismo objetivo de Dictadores y Autoritarios cuando censuran y prohíben libros, cuando atacan la libertad de expresión, buscan abortar la imaginación, la creatividad, el pensamiento crítico, solo sin el cual pueden avanzar con las políticas de saqueo, ajuste, hambre y miseria planificada. Los libros nos enseñan que ninguna realidad es natural, que cualquier orden social es impuesto y puede ser transformado, que ningún orden, sobre todo el de la injusticia y el sometimiento, son únicos, puede hacer soñar a los ávidos lectores, con realidades distintas y con mundos mejores, más justos, más plenos, más felices…y a eso le temen.
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