Fiestas y bailes en Concordia
En una nota publicada en 1969 en la Revista “La Calle”, el cronista detalla, a través del relato de un protagonista de épocas pasadas, aspectos de algunas reuniones sociales ocurridas en nuestra ciudad.
El entrevistado, Don Honorio Labeque, que había sido presidente del “Club Social” de Concordia, destacaba que dicha entidad organizaba bailes de “smoking y guantes blancos”. Como también, según las costumbres de principios de siglo XX, las señoritas concurrían a esas reuniones sociales con el carnet de bailes, donde anotaban a los jóvenes que requerían determinadas piezas; así, se les concedía “el segundo vals”, “el primer lancero”, etc.
Don Labeque relataba, en ese artículo periodístico, una anécdota sobre el tango. Cuando el Club Social preparaba uno de estos bailes, llegaron a Concordia dos oficiales del ejército. Traían la orden de “enganchar” voluntarios a las filas. Y mientras cumplían esa misión, se hospedaban en un hotel de la ciudad. Enterados del baile, solicitaron un carnet de transeúntes para poder asistir al mismo, que les fue concedido. Y en la fecha y horario previsto, se inició la reunión social. En un determinado momento, cuando la fiesta estaba en su apogeo comenzaron a retirarse algunas damas y señoritas. Indagando sobre las causas de tal decisión, respondieron que lo hacían “porque estaban por tocar un tango”. Esta información fue confirmada por la orquesta, que hizo oír los primeros compases de aquella música que aún no había ganado los salones y que sólo se bailaba en los arrabales de Buenos Aires. El presidente Labeque dio las seguridades del caso, explicó que no volvería a ocurrir y solicitó al grupo que disculparan y olvidaran lo sucedido. Dicho esto, Don Honorio se dirigió al director de la orquesta para inquirirle los motivos de salirse del programa preparado. El director confesó que la pieza había sido solicitada por uno de los oficiales visitantes, y le aseguró no apartase del programa establecido. Pero, la situación no iba a quedar así; el oficial volvió a pedir la interpretación de otro tango y, ante la negativa requirió la presencia del presidente para obtener las explicaciones correspondientes. De este modo, los oficiales y los organizadores del evento tuvieron una charla en la secretaria de la entidad. No satisfechos con las declaraciones, los oficiales se retiraron indignados. Al día siguiente, uno de la integrante de la comisión directiva del Club, recibió a los padrinos de quienes se sentían ofendidos por los sucesos de la noche anterior y aquél aceptó el duelo. Pero lo que debió ser un secreto llegó a oídos del entonces Jefe de Policía, don José Boglich, quien telegrafió de inmediato al Ministerio de Guerra de Buenos Aires y los oficiales recibieron la orden de “mantenerse detenidos en el hotel”. Los miembros de la comisión directiva esperaron en vano a los contrincantes, ignorando las medidas dispuestas desde Buenos Aires por los superiores. Poco después, llegó a Concordia otro oficial de mayor jerarquía y los oficiales detenidos fueron embarcados rumbo a la Capital.
Así termina la narración que desarrolla Don Honorio, de este hecho que sucedió: ¡Todo por un tango!
¿Conocían esta información del pasado de Concordia?
Nos volvemos a encontrar en una semana para descubrir más historias de Concordia y la región.
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