Francisco Narciso de Laprida, el prócer olvidado de la Independencia
Laprida es algo más que el nombre de calles diseminadas a lo largo y ancho del país o la marca de los famosos artículos para la escuela. Este prócer olvidado por la historia fue uno de los hombres fundamentales, para que hoy festejemos los primeros 208 años del corte de cadenas con la colonia.
El presidente del Congreso de 1816 en Tucumán que dio por finalizada la época colonial y abrió las puertas de la libertad de las Provincias Unidas fue el sanjuanino Francisco Narciso de Laprida, quien nació el 28 de octubre de 1786. Su padre fue el comerciante asturiano José Ventura Laprida y su madre María Ignacia Sánchez de Loria, quienes conformaron una familia de tres mujeres y dos varones.
Laprida estudió en Buenos Aires en el prestigioso Colegio Real Colegio de San Carlos. Cuando concluyó sus estudios, fue enviado al exterior a la Universidad de San Felipe de Chile, donde se graduó en Leyes y Derecho Canónico.
Regresó a su provincia para ejercer su profesión de abogado. Al mismo tiempo, le ofrecieron el cargo de Procurador del Cabildo, el cual no fue aceptado por Laprida. Las razones de su declinación fueron que, al tener la potestad de cobrar impuestos, él creía que un funcionario público debía responder con su capital en los casos que hubiese alguna anomalía, y él era un hombre que no tenía bienes suficientes como para hacer frente ese tipo de situaciones. Finalmente, fue nombrado como alcalde de primer voto.
El vínculo con San Martín
Cuando San Martín fue gobernador-intendente de Cuyo establecieron una estrecha relación que tuvo importantes consecuencias en el desarrollo del Congreso de Tucumán de 1816. El padre de Laprida, contribuyó con dinero fuerte y algunos esclavos en la organización del Ejercito de los Andes, que libertaria años más tarde a Chile y al Perú.
Fray Justo Santa María de Oro fue electo en 1815 como diputado por San Juan para el Congreso del año siguiente convocado por el Directorio. Debido al número de habitantes de la provincia, deberían realizar una nueva elección en el mes de setiembre para elegir un nuevo diputado.
Laprida fue el ganador, pero en otro episodio que demuestra sus valores morales y cívicos reclamó que se hicieran de nuevo, porque no habían participado en los comicios los hombres que vivían en la campaña. Tomado conocimiento de la situación, San Martin ordenó que Francisco Laprida fuese a Tucumán a representar a San Juan.
El Congreso de la Independencia Nacional
El 24 y 25 de marzo de 1816 juraron los congresistas. Laprida fue el presidente del cuerpo desde el 1 de julio hasta el 1 de agosto. Fue el hombre clave que hizo posible la declaración de la independencia del 9 de julio, al incluirla en la orden del día. Además, se agregó la designación como Director Supremo de Juan Martin de Pueyrredón y la aceptación oficial de la bandera nacional.
Ese día histórico, Laprida preguntó: “¿Queréis que las provincias de la unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?”
Los congresales respondieron afirmativamente a la pregunta realizada por el presidente. Luego, se labró el “Acta de la Independencia”:
“Nosotros, los representantes de las Provincias Unidas en Sudamérica, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y a todos los hombres del globo la justicia que rige nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de los que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”.
Los años finales
Laprida fue dos veces gobernador interino de San Juan en 1818 y 1821. En el primer interinato que duró 90 días, tuvo una álgida labor al elaborar reglamentos de instrucción pública, de moral, de policía, de agricultura y de comercio. Hasta introdujo el sauce llorón en San Juan.
Abrazó la causa unitaria, siendo elegido diputado para el Congreso de 1824, que daría lugar a la Constitución fallida de 1825. Fue miembro de la Logia Lautaro de Mendoza y venerable maestro de la Logia San Juan de la Frontera, que lo sostuvieron en la encarnizada y sangrienta lucha política.
La muerte
El 22 de setiembre de 1829 se llevó a cabo la Batalla del Pilar en Mendoza. El ex fraile Aldao, estando alcoholizado hizo disparar seis culebrinas sobre los miembros de ambos ejércitos que intentaban parlamentar. En ese funesto hecho muere el hermano de Aldao. El ex cura, en un momento de ira que no se condecía con su anterior vocación, ordenó pasar por degüello a todos los unitarios.
Laprida salvó la vida de un purrete de 18 años, que luego sería Presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento. Años después, el autor del Facundo, lo recordaría como “el hombre que más honró San Juan”.
Laprida fue muerto salvajemente. Existen diferentes versiones, una admite que fue alcanzado por una lanza y posteriormente, degollado. Otra cuenta, que fue enterrado vivo en una calle, para ser ultimado por una tropilla de caballos que le pisaron la cabeza.
La viuda de Francisco Narciso de Laprida solicitó una pensión por la muerte de su esposo, la que nunca le fue concedida. Vivió en Buenos Aires en la más absoluta pobreza, que se puede comprobar con el censo de 1869, en el cual figuraba como planchadora.
Laprida fue un patriota, que ofreció su vida por las causas que creía justas y verdaderas. Es una obligación recordarlo, sacarlo del ostracismo, con sus aciertos y sus errores, siendo uno de los próceres fundamentales del hecho fundacional de nuestra patria.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión