Hechos de palabra
Estamos hechos de palabras, la palabra brutal, germen de la violencia o la palabra poética que crea resistencia a través de su ética y su estética. El significante abre un surco sobre el vacío de lo real y crea realidades múltiples, diversas significaciones sobre un mundo complejo, o por el contrario se vuelve torpe y produce significados plenos, biunívocos como si fueran cosas, con la intención de soldar lo real (como lo que “no cesa de no inscribirse” al decir de Lacan) a sus representaciones. Los discursos de odio, racialistas, supremacistas, homofóbicos o lesbofóbicos, estigmatizantes del gobierno nacional, sobre todo de Milei, construyen a los enemigos de los “argentinos de bien” y normalizan conductas deshumanizantes. Discursos en los que el significante remite en su fijeza al significado, propio del pensamiento único, a un significado cargado de destrucción. Adversarios políticos son nombrados como “zurdos de mierda, mogólicos, delincuentes”, la diversidad sexual “enfermos, como piojos”, los sectores empobrecidos “negros, planeros, ratas del conurbano”, los adultos mayores “viejos meados”, representaciones peyorativas de las que emergen actos, crímenes de odio (lesbicidios), agresiones raciales, represión brutal y naturalizada a los jubilados, justificación y banalización de graves despidos indiscriminados, desocupación y pérdidas del empleo cruelmente celebradas, menoscabo a las personas con discapacidad, saqueo y ajustes económicos criminales, degradación cultural y violencia social. En el plano del ataque a la cultura, intentos de censura a la ficción literaria, agresión a la educación, en todos sus niveles. A ese intento de imposición del autoritarismo, el Poder que lo alienta, que reivindica la Dictadura, lo denomina “batalla cultural”. En ese contexto burdo y rastrero, cayó la descalificación de varias novelas que forman parte del programa educativo “identidades bonaerenses”, cuya mayor repercusión tuvo la novela de Dolores Reyes “Cometierra”, tildada nada menos que de “pornográfica” y de otras falsedades y mentiras por el Poder político oficial, mediático y de las redes antisociales. Este pronunciamiento bárbaro que incluyó una denuncia al Ministro de educación de la provincia de Buenos Aires Eduardo Sileoni, encontró una maravillosa respuesta en todo el país, fundamentalmente en escritores que expresaron sus cuestionamientos a través de la lectura colectiva de la novela “Cometierra” en el teatro “Picadero”, de la que participó, en un acto de desagravio su autora, Dolores Reyes, más de cien lectores y trescientos espectadores, dejaron al desnudo la falacia y la mala fe y se pronunciaron contra toda forma de censura y disciplinamiento, en defensa de los libros.
En Concordia, hoy sábado a las 19 30, en el gazebo de la plaza 25 de mayo, convocados por miembros del grupo “Leer por leer”, “Agmer Concordia”, la “Liga Argentina por los derechos del hombre, filial Entre Ríos”, “La Sociedad Argentina de escritores (SADE Concordia)”, La “Cooperativa Vuelta Cambota” y “La Cigarrera cultural”, se realizará una experiencia similar con la propuesta de lectura colectiva y compartida de la extraordinaria novela que, al ser demonizada como impura, se le sustrae el tratamiento de tópicos de una enorme significación, como la desigualdad, la pobreza y la exclusión económica y social, la violencia de género, los femicidios, las desapariciones, entre otras, tratadas con el talento literario de la autora, temas en los que probablemente se funde los intentos de prohibición, en un país-recordémoslo siempre- con una triste historia de quema de libros, de represión del pensamiento y de secuestros, torturas y desapariciones de escritores, poetas y referentes de la cultura, durante el Genocidio de la última Dictadura Cívico-Militar- eclesiástica. A la censura de libros, los oscurantistas suman a los jóvenes la imposición de la desocupación, la imposibilidad de elaborar proyectos de vida, la explotación laboral, la muerte de los sueños, la miseria planificada y el incentivo de la ludopatía a partir del apoyo explícito, de los diputados de la libertad avanza y sus vergonzantes socios de Juntos por el cambio, de las casas de apuestas virtuales y sus negocios.
Casi simultáneamente, a las 19 horas, capítulos de la novela serán leídos, con cortes musicales de canciones prohibidas, por lectores y escritores de nuestra ciudad, en el programa “Tenemos que hablar”, por la radio FM Uner (de la Universidad Nacional de Entre Ríos), por el 97. 3 del dial, con reflexiones y análisis críticos, en un programa imperdible y sumamente enriquecedor.
No se trata de “batallas culturales”, no se trata de guerras, de odios ni de violencias, se trata de que las palabras que nos constituyen, nos elevan y nos dignifican, las palabras amorosas y plenas de ternura, las palabras poéticas cargadas de belleza, profundidad y misterio, nos ayuden a humanizarnos, y a construir mundos respetuosos de la diversidad en el derecho a la igualdad, un mundo en el que quepan, todos los mundos.
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