La inesperada derrota de los vencedores: un cine-debate
Los soldados del Ejército argentino quedaron excitados después de fusilar a 1500 peones en el sur patagónico, cuando no había leyes laborales y sociales que los protegieran, cuando se levantaron en huelga por reivindicaciones exiguas, unas velas, un jabón, jornadas de trabajo que aguantara un buey o un hombre.
No tenían el” consuelo cristiano” de los pilotos de los vuelos de la muerte, o del “Cristo Vence” surcando los negros cielos de los bombardeos a Plaza de mayo, nada más que la soledad del aire sin pájaros , y las conciencias sucias de sangre, porque “nunca es muda la muerte” (Alejandra Pizarnik), solo las mujeres para aliviarla. Aunque los hubieran convencido de que era necesario aleccionar a esos roñosos anarquistas que venían a desafiar a los dueños de la tierra, a la sociedad rural, a los uniformes de la Patria, para que así y todo no aprendieran y dos décadas y media después vinieran, esta vez, los obreros, esos “negritos a pelear por sus salarios” atreviéndose a” mirar a los ojos, a desafiar a sus patrones, a discutirles”, insolencia que nunca Patrón Costa, dijo, perdonó a Perón. ¿Cómo será estaquear soldados hambrientos tras un manto de neblina?,¿cómo será apalear viejos, gasear niñas? ¿Cómo se apacigua esa consciencia pervertida? No lo sé pero estos “patriotas” habían quedado un poco alzados después de tanta matanza, de tanta “proeza” y querían sexo para aliviarse, después de tanta “hazaña”. Una batalla, además, esta del sur, al peligro, siempre inminente, de invasión chilena,” extranjera” de nuestro territorio. Cómo la que aun “libramos, sin cuartel contra los mapuches que quieren apoderarse de esas tierras”, habitadas por multimillonarios ingleses, dueños de los lagos y los cielos, ingleses como los eran, en esa época, en 1921, los propietarios de las estancias de Santa Cruz. Así esos soldados” patriotas” llegaron, naturalmente a los prostíbulos, a descargarse, a sacarse de encima tanta muerte. Y es que allí, en el lupanar de Paulina Rovira, que lo regenteaba, sucede algo inexplicable, allí, inesperadamente, sorpresivamente, las cinco pupilas, se niegan a servir a los soldados, a “servir a la Patria” al grito de “asesinos, porquerías, con asesinos no nos acostamos”, dicen, y los sacan a escobazos cuando los uniformados insisten, quieren, a la fuerza, pero ellas se niegan, sin condiciones , integras, honestísimas, terminan en un calabozo de Río Gallegos, pagan con prisión su dignidad. En este bellísimo episodio que Osvaldo Bayer narra, conmovedoramente en “La Patagonia rebelde”, y que no se encuentra en ningún otro libro de historia, se evidencia que el límite del Poder es la dignidad humana. Que un Hombre, como dice Hemingway, o una mujer en este caso, o cinco mujeres, no está hecho para la derrota, que los hombres y las mujeres, en este caso, pueden ser vencidos, pero nunca derrotados, cuando sus actos son nobles y decentes, cuando la dignidad y la conciencia triunfan sobre la ruindad, sobre la vileza y la violencia. En ese pasaje histórico, en el que se vendió la Patria a los Estancieros Ingleses, en el que se prostituyeron los uniformes al Poder, en la masacre de 15000 obreros fusilados, en el que se manchó con sangre el prestigio del ejército de San Martín y el de un Presidente ambiguo, y una democracia naciente, parece una paradoja que en donde se vendían los cuerpos, pero no las almas, se hallara la única flor de la dignidad, entre tanta mata negra e implacable viento patagónico. Esas historias enterradas que develan, con tanto coraje que vale la vida, la prisión o el exilio, los grandes escritores, como Osvaldo Bayer, como Rodolfo Walsh o Paco Urondo. Esas experiencias ocultas, nunca contadas en los manuales de historia, por la historia oficial, la de los que ganaron pero no vencieron aun, porque solo con la censura y el silencio es posible continuar y repetir el sometimiento, la injusticia y la desigualdad social. La miseria planificada, la represión y el miedo. Por eso al gobierno le molesta Bayer, por eso derriban el monumento que lo recuerda, que lo homenajea en la entrada de Río Gallegos. Es la verdad histórica la que quieren, junto a Osvaldo Bayer, hacer desaparecer. Los hechos de sangre, los Genocidios buscan borrar con la desmemoria. La matanza de los pueblos originarios para apropiarse de las tierras que habitaban, la desaparición de los negros esclavizados, la semana trágica, los crímenes de la Patagonia, el asesinato de Severino y los fusilamientos del basural de José León Suarez, los bombardeos a Plaza de Mayo, los secuestros, torturas y desapariciones, los robos de bebés, los vuelos de la muerte, quieren borrar, pero no pueden, porque a cada intento, como con Bayer, el pueblo recuerda, doblemente sus mártires, los humillados y ofendidos y renueva la lucha por la Justicia social. Así Bayer, derribado en su monumento, renace en la curiosidad de los jóvenes y en el deseo de saber de todos. En la necesidad de encuentros para ver su obra, para discutirla, para debatir, para percibir como late y látigo en el presente, para compartir la hermosa experiencia de pensar juntos. Es así como nace, en el Profesorado de Ciencias sociales, junto a “Lazos en red”, esta actividad a la que invitamos a toda la comunidad, el cine-debate de una película que tuvo los mismos avatares de persecución y censura que su autor y la historia que cuenta, “La Patagonia rebelde”, de Osvaldo Bayer, una obra maestra de la historia argentina,. Nos vemos para verla este martes 8 de abril a las 19 30 horas, en el Profesorado superior de Ciencias Sociales en (enfrente de la terminal de ómnibus), libre, gratuita y abierta a la comunidad.
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