Los objetos que resguardamos en el archivo del Museo muestran distintos aspectos de Concordia. La diversidad de los bienes que integran este espacio es importante; atesoramos desde documentos del siglo XIX, libros de registros de principios de siglo XX, relatos, hasta notas periodísticas con datos curiosos de la ciudad.
En 1970 la “La Calle” publica un artículo con el título arriba mencionado. El redactor comenta que: “Siempre tuvimos algo de que enorgullecernos y, entonces, es justo recordar, para los más jóvenes lo sepan y para que lo recuérdenlos no tan jóvenes, las cinco “novedades” que distinguieron a nuestra ciudad -allá por 1925- del resto del país”. (La Calle, N° 58, 11 de octubre de 1970, pág.7).
La primera de las rarezas que menciona la revista era el sombrero de don Juan Cardozo, de color gris con una cinta negra y que por sus características, la amplitud del ala, parecía el de los vaqueros del “far west”.
La segunda particularidad residía en el saludo de don Moisés Ortelli. Lo distinguía la respetuosidad con que lo hacía: se quitaba el sombrero y realizaba una leve inclinación.
Otra peculiaridad, el tercer símbolo característico de Concordia, yacía en la bicicleta de la señorita Panizza. Se trataba de una obstétrica que atendía su clientela yendo en bicicleta, poco común en aquella época.
El paraguas o sombrilla del doctor Del Cerro Requena constituía la cuarta rareza de la ciudad. Al Dr. le molestaba el sol y para defenderse de los rayos salía a la calle portando ese adminículo de color verde tornasol, pero de dimensiones más que considerables.
Por último, un simpático personaje: Marcelino el aguador o aguatero que siempre hablaba rimando. También fue, en alguna oportunidad, el popular Marqués de las Cabriolas de los famosos carnavales concordienses. La crónica periodística comenta anécdotas que describen a Marcelino y sus rimas: “dos o tres muchachos, luego de recibir el agua que acarreaba nuestro “poeta”, lo entretuvieron conversando para que Marcelino continuara con sus rimas, pero deseando terminar aquello para proseguir su tarea, nuestro personaje puso punto final a la cháchara con la siguiente improvisación: -Parece que no vino el cajero para pagarle al aguatero-, que entendieron perfectamente y procedieron al acuerdo” (La Calle, N° 58, 11 de octubre de 1970, pág.7).
¿Conocían estas curiosidades del pasado de Concordia?
Nos volvemos a encontrar en una semana para descubrir más historias del pasado de Concordia y la región.
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